miércoles, 30 de noviembre de 2016

Busco

A veces creo que busco calidez en los desconocidos. Busco cariño en las personas con las que tan solo he intercambiado un par de palabras o algunos chistes que no son ni un poco graciosos, pero el alcohol me hace creer que debería reírme a carcajadas. Y busco atención. Busco que las palmas suaves o ásperas de un par de manos ajenas me acaricien el rostro, y que unas yemas totalmente foráneas me hagan sentir bien y me hagan creer que alguien me desea, que a alguien le gusto, que alguien siente algo por mí, sin importar cuán efímero es ese sentimiento. Le doy la bienvenida a una nueva boca, y disfruto de besos que no me provocan nada, pero a la vez lo son todo. Es tan nostálgico, tan triste y tan placentero a la vez. Es como querer obtener, sin éxito, un pedacito de cielo. Es el deseo de sentir algo genuino, que en realidad es un completo engaño. Es un cariño falso. Una atención fugaz. Abro los ojos, me duele la cabeza y todo se esfuma. Y aunque siento unas ganas de llorar inmensas, me recuerdo de que yo era consciente de la imposibilidad de hallar amor en un desconocido.

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